martes, 17 de julio de 2012

El precedente lejano de nuestra crisis EL FATÍDICO 1993, la RESACA OLÍMPICA

Nada nuevo bajo el sol. Me gustaría recordar el momento histórico que vivimos actualmente a la luz de la anterior crisis de desempleo. Recordar errores pasados puede ser útil en el momento presente. Sí, la crisis anterior se solventó con el ladrillazo, una bomba de relojería de efecto retardado que nos ha llevado a la crisis actual. ¿Pero qué originó el ladrillazo? Corría el año 1993, justo acababamos de salir del hiperbólico periodo de celebraciones y fastos sin fin del año 92, yo era un adolescente en esa época, por eso simpatizo con los nini de ahora.¡Cómo olvidarlo! coincidieron el mismo año las olimpiadas de Barcelona, la Expo de Sevilla, el Quinto Centenario del descubrimiento y el Año Xacobeo, ninguna parte de España sin su magno evento. Un dispendio en inversión pública y deuda sin precedentes que sirvió para camuflar por un breve instante la tormenta que se avecinaba y que cayó sin piedad al año siguiente. España experimentó el mayor desempleo de su historia en democracia, rozando el 25 %, casi com ahora, diriamos, 4 millones de personas de entonces.

Lo más destacados de los fastos del 92 es que dejaron a los españoles montados en una sensación de euforia económica/psicológica totalmente en desacuerdo con la realidad. El recurso al crédito mantenía la máquina en funcionamiento. Pero los mercados empezaron a castigar subiendo las tasas de intereses por préstamo. España volvia al lugar en el mundo que le correspondía, más cerca de África que de Europa, país de tercera regional. Por ello se hizo más poderosa en la mente del presidente Felipe Gónzalez, con ínfulas de estadista universal, la pertenencia a la Unión Europea a toda costa. Por eso había que forzar la máquina y eludir cualquier consulta popular porque los criterios de Maastrich exigían reducir el gasto público y recortar el estado de bienestar, medidadas que no podían sentar muy bien a una población con un 25% de la población en el paro.

El ministro de economia de entonces, Carlos Solchaga, no tuvo más remedio que devaluar la moneda tres veces consecutivas con la consiguiente péridida de poder adquisitivo del español, más de un 20% en total. Se reformó en sentido neoliberar el mercado de trabajo para abaratar el despido, el eufemismo de la época era “flexibilidad laboral” y el resultado sin eufemismos fueron los bien llamados “contratos basura”: los empresarios recibían subvenciones estatales por contratar a jóvenes  por 40.000 pesetas al mes y sin cobertura social.

En este contexto empezaron a aflorar escándalos de corrupción que afectaban en un primer momento al sistema financiero, de nuevo grandes similitudes con la situacción actual.  El banco Español de Crédito BANESTO dejo un agujero de  5 mil millones de pesetas. Banesto fue el precedente de Bankia. EL primer escándalo de corrupción que salió a la luz involucraba una sociedad que gestionaba activos finacieros (IBERCOP) que traficaba con información priviliegiada en bolsa para beneficio de unos pocos.

 A nadie se le escapa que hay elementos muy simialres en ambas situaciones: falsa euforia, paro desbocado, agujeros negros en la banca, presión de los mercados. Condiciones impuestas desde Alemania. Ya entonces el diario el Mundo sentenciaba (25 febrero 1993) “España está prisionera del marco alemán”.

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